Y restos de lágrimas en las mejillas (*) dibujaban surcos negros en su pálido rostro. Su cuerpo inerte resplandecía cual macabro ángel de porcelana sobre aquellas sábanas de satén; las mismas donde, hacía apenas unas horas, ella le había descubierto surcando otras curvas, idénticas a las suyas.
Decidió darse un baño de sales aromáticas, exfolió su piel y se peinó para la ocasión. Se maquilló y se puso lencería nueva. Cuidó cada detalle. Así le esperó, tendida en su cama y atiborrada de pastillas.
Cuando él llegó ya no había nada que hacer. Aquel fue un regalo de aniversario inolvidable.
© Agatha (03/2013)
(*) Frase del concurso Relatos en cadena de Cadena SER con la que debían comenzar los relatos participantes de la semana del 14/03/13